... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Apresada


(Hoy he decidido publicar aquí mi columna del viernes en La Voz de Zamora. Porque me apetece, porque hay mucho que decir sobre este tema)

"Querido papá,

Espero que te llegue bien esta carta ¡En el sobre he escrito tu nombre con letras grandes! Te la he escrito mientras me comía el bocadillo en el recreo, por eso el papel está un poco arrugado. Bueno, y también porque la he tenido que esconder al fondo de la mochila. Te he hecho caso, estudié como tú me enseñaste y seguro que saco buenas notas, así que no tienes que preocuparte ¿vale? La semana pasada le entregué a la señorita el castillo de cartón y serpentinas que empezamos a hacer juntos ¿te acuerdas? Le dibujé un gran árbol en una pared y puse la bruja en lo más alto de la torre, tal y como dijimos. Ha quedado muy bien, debería haberte enviado una foto.

Ojalá estuvieras aquí para columpiarnos y para que me ayudes a subirme al tobogán mientras mamá habla con sus amigas. También quiero que volvamos a ver juntos los dibujos animados mientras nos comemos las chuches a escondidas de mamá ¿Cuándo vas a volver? Bueno, a ver si te dejan, claro.

Espero que puedas leer esta carta tranquilamente cuando estés solo en tu cuarto oscuro. Eso dice mamá, que ahora duermes en un cuarto oscuro. Cada día le pido que me deje ir a verte y cuando lo hago se enfada mucho y dice que eso es imposible. Tú me dijiste que no había nada imposible. Sé que todavía falta mucho pero ya he pensado lo que le pediré a los Reyes Magos este año, pero no te lo puedo decir porque ya sabes que lo tengo que escribir y que es como los deseos, que si lo digo… no se cumple. Rezo todas las noches. Reza tú también ¿vale? A veces oigo a mamá y a la abuela decirles a los vecinos que tú dabas golpes pero yo no me lo creo porque tú siempre me abrazabas y me hacías reír, y porque eres mi papi. Por favor, vuelve pronto ¿eh?

Un besito fuerte. Lucía"

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Más sobre esto y otras cosas... en el primer comentario

*foto de aquí

Poemario de Nostalgias y Anhelos

Bueno, pues ya ha llegado el día. Lo que veis en las fotos es mi Poemario de Nostalgias y Anhelos. Un libro de poemas que he decidido autoeditar. Es decir, no ha habido editorial de por medio sino que yo mismo me he vestido de poeta, editor, corrector y maquetador, sin ser ni ejercer ninguna de esas profesiones. Una temeridad, vaya.

He decidido que la primera edición de este libro sea una tirada limitada de sólo 75 ejemplares. Cada ejemplar estará numerado a mano y llevará una dedicatoria personalizada del autor (es decir, mía, si el comprador así lo desea). He puesto toda mi atención en la corrección de los poemas y en la maquetación del libro para ofrecerlo de la mejor manera posible. Está impreso en tapa blanda de 300 gr. con solapas, laminada y con acabados en mate. El papel interior es de 115 gr. estucado y en mate.

Las medidas del libro son de 10,8 x 17,5 cm., tiene un total de 92 páginas y contiene todos los poemas publicados en Scriptoria más una veintena de poemas inéditos en el blog y que jamás saldrán publicados en posteriores ediciones de este libro (en el caso de haberlas) o en otro medio.

Así que la única oportunidad de leerlos es obteniendo un ejemplar de los 75. Y ahora es cuando viene la ocasión de vestirme con el traje que me queda: el de librero. El precio es de 12€ (con gastos de envío gratis para la península. Envío a Canarias, Baleares y al resto del mundo, consultadme).

Si quieres hacerte con tu ejemplar escríbeme un correo a:
angel.delgado@gmail.com


Y para ver más fotografías, un book-trailer, la página en Facebook (con más fotos), leer vuestras reseñas (si las hubiere) y saber el número de ejemplares que quedan disponibles... pinchad en los enlaces del apartado que he puesto en la barra lateral.

Las críticas de todo tipo son bien recibidas.

Derrame Fortuito


"- Que pase usted una buena tarde, señor - dijo la mujer sonriendo.

Y la verdad es que no la pasó. Ventura salió de la tienda sin hacer honor a su nombre, desde que pisó la calle todo fue un derrame fortuito de calamidades y desgracias.

Un Mercedes Benz se salió de la calzada y se estampó contra un escaparate de una bombonería cercana desperdigando la vida de tres peatones por encima de las cajas de exclusivos Patchi y Godiva. Debido al temblor de la fachada del edificio los pies de un pintor que trabajaba subido en un andamio trastabillaron, el hombre cayó al vacío y vino a morir justo a los pies de un niño de cinco años que jugaba con su pelota de goma recién comprada. Una señora de 81 años que presenció la escena cayó fulminada de un infarto.

Y para colmo Ventura no encontraba ni un sólo taxi, y además se le acababa de agotar la batería de su móvil... así que llegaría tarde a su partida de cartas. Pasó por encima de los cadáveres del pintor y de la anciana y el niño de la pelota se lo quedó mirando. Luego siguió caminando tranquilamente calle abajo jurándose no volver a pisar jamás la tienda de aquella pitonisa."

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Y en la barra lateral... "Pesadillas", mi columna del viernes en La Voz de Zamora

*foto de aquí

La Perra, La Zorra y La Manzana


(Lee esta fábula para niños muy adultos mientras oyes a uno de los grandes: Mozart y su Allegretto, del concierto en Re mayor para flauta y orquesta K314)


"Érase una vez una Perra sarnosa que perdió su Manzana. No la empujó por la calle cuesta abajo sino que la Manzana arrancó a rodar por el suelo como si tuviera vida y voluntad propias. Desde las sombras de unos abedules cercanos una Zorra embustera había visto a la pieza de fruta rodando y comenzó a susurrar su nombre hasta que la Manzana se paró en seco dándose por aludida. La Zorra la tomó entre sus dientes y se hizo su dueña, y cuando vio a la Perra buscándola desesperada comenzó a reírse en su cara. La Perra, enfadada, se enzarzó en una pelea con la Zorra. Zarpazos, mordiscos y empujones fueron el único lenguaje que hablaron durante una hora larga.

Mientras tanto la Manzana había aprovechado para huir, tan cansada estaba de ambas.

Cuando la Perra y la Zorra se percataron de que la Manzana les faltaba ya era demasiado tarde. La habían perdido. Así que decidieron acudir al Gran Chamán del bosque para pedir consejo. Mientras éste acababa un sudoku oyó de buena gana la historia de ambas, aderezada con sollozos, lamentos, mentiras y patrañas. Cuando las dos acabaron el Gran Chamán todavía se tomó unos minutos extras para acabar su pasatiempo. Luego alzó la vista y, quizás aún sorprendido por la presencia de ambas, dijo:

-Ay, no sé, dejadme en paz, leñe ¡Y dejad a la pobre Manzana! Marchad juntas o cada una por su lado o... yo que sé ¡fundad un blog! Además, no sé qué estoy haciendo... ¡si yo ya no me hablo ni con perras ni con zorras!

Y así acaba esta fábula."

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Más en el primer comentario, y en la barra lateral, en el apartado "La Voz de Zamora", podéis pinchar en "La Paradoja del Reloj" para leer mi columna de hoy.

*foto de aquí

Insomnio


"Brenda se levantó partiendo la madrugada y cruzó a oscuras el salón de su casa. Entró en la cocina, abrió la puerta del frigorífico, se sirvió un vaso de agua fresca y volvió a la cama. Mientras trataba de conciliar el sueño, apartando de su cabeza la imagen del cadáver que se hallaba a su lado, decenas de moscas gigantes de pelo negro y lomo verde metálico comenzaron a salir de la boca del difunto. Brenda no se percató de ellas y durante el resto de la noche se encaramaron en silencio a su melena rubia, ocultándola por completo.

A la mañana siguiente, cuando Brenda se miró en el espejo del baño, las moscas la observaban sin descanso. Intentó deshacerse de ellas rociándolas con insecticida, las moscas ni se inmutaron. Luego cogió el mango de la ducha y se mojó la cabeza de arriba abajo, los insectos emitieron leves zumbidos y permanecieron quietos, aferrados a su pelo. Entonces pensó en introducirlos uno a uno por la boca de la botella de chateau que habían descorchado la pasada noche, aún quedaban restos mezclados en el fondo, pero las moscas medían lo suficiente como para no caber por el cuello de la botella."

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Más en el primer comentario

*foto de aquí

Lesbos (II)


(Antes de continuar... Lee la primera parte)

María tomó un sorbo de vino, depositó con una seguridad abrumadora la copa sobre la mesa y se levantó. Puso un pie sobre uno de los huecos laterales de la silla de Verónica y, haciendo un poco de esfuerzo, se elevó sobre ella a la par que ponía el otro pie sobre la mesa. Se levantó la falda con ambas manos y su coño apareció hinchado y hermoso ante el rostro de su amiga.

Verónica aspiró el aroma sudoroso de un sexo tan caliente como el suyo. Luego hundió su lengua lo más adentro que pudo.

La movió vertiginosa, adentro y afuera, en el sentido de las agujas del reloj y como si marcase sus segundos al triple de velocidad. Luego relamió con avidez los bordes, arriba y abajo. Decenas de veces. Bebió del sexo de María como si fuera el último coño sano sobre la Tierra, y en su lengua se mezclaba su sabor con el de la copa de Valbuena.

Hasta que María decidió apartarse segundos antes de correrse, con el corazón latiéndole fulminante en la garganta. Siempre se retiraba las primeras veces, lo hacía porque le gustaba alargar los preludios.

Se bajó de la silla y de la mesa con la misma parsimonia con la que se había subido y volvió a sentarse en su sitio. Cuando miró a Verónica ésta se relamía con lentitud callada los restos de su ración de sexo. Sonrieron y siguieron bebiendo.

Y así fue como el mar comenzó a llegar esa noche a las playas de una isla, virgen y huérfana.

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Y una noticia interesante... en el primer comentario

*foto: The Temptress, de Jack Vettriano

Lesbos (I)


A María le gustaba vestir con faldas estampadas de diversos motivos, y en invierno con unas rebecas cortas y ajustadas de lana que evidenciaran la redondez de sus pechos. Era morena y de ojos negros, su pelo liso le caía hasta el hombro y una sonrisa leve se dibujaba a veces en sus labios, apenas formados por un ligero trazo al óleo carmesí. A veces su sonrisa no decía nada. Esta noche, sí.

Verónica era diferente.
Pelo muy corto y pantalón vaquero. Suéter negro y holgado. Apenas tenía pecho y sus brazos y piernas eran excesivamente delgados.

Cenaban.
Reían.
Brindaban en copas grandes. Con un Valbuena del 89.
Más copas.
Más de una botella.
Más risas.

Verónica era una isla seca que deseaba recibir náufragos sin ninguna intención de convertirlos en ahogados perecederos.
María era la sal y las olas, con ganas.

- Adoro a Kant - dijo la isla.
- Me encanta Nietszche - dijeron las olas.

Y siguieron riendo.

(continuará...)

*foto de aquí